Me encantó. Me hizo sentir completo, pleno, útil. El haber estado con mi viejo y ayudarlo a construir su propia casa me hizo todo eso y más. A puro huevo y casi sin medios, hicimos la platea, el encofrado, los pilotes, la instalación cloacal y sanitaria, la cámara séptica, el lecho nitrificante y la platea de hormigón en sí. Todo eso en una semana. Nos lastimamos, nos rompimos la espalda, nos calcinamos al hermoso pero poderoso sol Barilochense, nos reímos, discutimos, abrazamos y hasta apagamos un violento incendio forestal que había comenzado a una cuadra de ahí y que por poco nos quema vivos a todos.
Tengo en mis manos y antebrazos las cicatrices de dicho proceso. Fascinante proceso. De unión con mi viejito que me necesitaba y yo pude estar ahí para él. De haber construído algo juntos. Con mucha voluntad, de puros autodidactas y con mucho amor.
Me gustaría tener más vacaciones para seguir ayudándolo, ya que faltan colocar las paredes, el techo, la cocina, etc., etc. Bueno, ya veré cómo me las ingenio.







No hay comentarios:
Publicar un comentario